viernes, 16 de septiembre de 2011

Tuesday, June 29, 2010 “La Silla del Duende y la Serenata del Sapo”




En medio de un pequeño bosque, casi a la par de una cabaña encontré lo que a simple vista parecia ser una improvisada silla hecha de piedra a la cual inicialmente no le puse mente pues imagine que habia servido de lugar de reposo para algún mozo o caminante alguna vez. Pasaron los días y en la medida que el tiempo pasaba, cada vez me llamaba mas la atención esa curiosa e improvisada silla de piedra asi que en una de las tantas noches en que morfeo no me concede el sueño fuí por una caminata por el pequeño bosque en busca de ideas e inspiración para uno de mis nuevos escritos. Camine lentamente observando y escuchando como la suave brisa que caía en la noche mojaba las hojas de los arboles y hacía brillar los troncos mojados en la medida que el agua se resbalaba por ellos. El lejano y constante cantar de lo que parecía ser un sapo poco a poco se fue convirtiendo de un molesto croar a un rítmico, relajante e hipnotizante cantar. Aunque no se lograba ver la luna llena por las nubes, había suficiente luz en el ambiente como para no tropezarse y darle rienda suelta a la imaginación al ver las juguetonas sombras bailando entre los arboles creando un ambiente un poco melancólico y misterioso a la vez que calmo y lleno de una misteriosa paz. Caminando un poco a tientas y con una pluma y mi pequeña libeta de apuntes en mi bolsillo para anotar cualquier idea que me pudiera venir a la mente producto de tan extraña e inusual caminata y hasta algo fantasmagórico panorama y ambiente, sin darme cuenta cuando me percate ya llevaba varias horas de haber empezado a escribir sin recordar hasta el día siguiente algunas palabras y algunas oraciones que normalmente no me hubieran tomado mucho tiempo mas al darme cuenta cuando mire ya estaba empezando a amanecer y yo estaba sentado en la silla de piedra. No supe en que momento llegue a ese lugar, ni a que hora me sente en ella ni mucho menos recuerdo a que hora empece a escribir mas lo que si recuerdo es que al momento de percatarme de tal hecho y al leer lo que habia escrito en mi libreta no puede dejar de notar que ahora la misteriosa silla tenia un nombre : “La silla del duende” y continuaba el resto de mi escrito diciendo: “en la silla del duende, donde fui invitado a sentarme y compartir un momento de conversación la inspiración pareciera haber sido sustituida por la narrativa esquiva y repetitiva de un pequeño sujeto que jamás había visto en los alrededores de la propiedad. Su hablar al comienzo era imcomprensible pues mas que hablar parecía el cantar de un sapo pero poco a poco y con una lírica bien peculiar y rara forma de actuar, varias noches visité ese lugar para sentarme en lo que hoy se conoce como La Silla del Duende: El punto donde la inspiración al mezclarse con la imaginación y la creación entretejen con la fantasía una nueva realidad olvidando los dolores y pesares del pasado e ignorando las angustias del futuro sintiendo y viviendo la paz y armonía del momento al ritmo del la serenata y narración o cantar del sapo…

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