sábado, 12 de noviembre de 2011

Una vulgar pero válida comparasión

Uno de esos tántos auto-proclamados eruditos se tomó la molestia de explicarme que la poesía sin métrica, sin rítmica y sin ritma no era realmente poesía.  Qué bien por él.  Espero que todos sus títulos, maestrías y doctorados le sirvan más que para decorar las paredes de su oficina.  Mi humilde pero sabrosamente sarcástica respuesta fue sencillamente decirle que en esto de la escritura era como el baile y el futbol: Cualquier pendejo puede aprender las técnicas pero no cualquiera puede poner alma, espíritu y corazón y al escribir si bien es cieto se toma en cuenta las técnicas, métricas y juego de palabras lo que realmente hace que un escrito sea más que palabrás son los sentimientos que el escritor pone y deja como piedras en el camino para que los demás tengan la oportunidad de sentir e inclusive vivir talvez lo invivible...

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